Hace mucho tiempo atrás había en un pequeño pueblo un campesino humilde que tenía dos bellas hijas. Un día el hombre quedó viudo tras una extraña enfermedad que acompañó a su esposa por más de 5 largos años. Tras el entierro, las dos hijas quedaron enteramente al cuidado de su padre pero, al parecer, la muerte de su madre había despertado en ellas ansias de conocimiento y aprendizaje incalculables. Así comenzaron a realizar preguntas a su padre: preguntas sobre el origen de la vida, de la muerte, las enfermedades, la mente y la inteligencia. Algunas estas preguntas eran realmente complejas para el campesino por lo que, un buen día, el hombre tomó una decisión: llevaría por un tiempo a las dos niñas con el hombre más sabio que él conocía.
El anciano recibió a las niñas y las alojó en su morada. Allí no les haría faltar agua, comida o abrigo pues, si lo que ellas querían era aprender, entonces el anciano sabio estaba dispuesto a enseñarles.
A la hora del atardecer el anciano y las niñas se encontraban los tres para ver caer el sol y dar respuesta a una de las tantas preguntas de las niñas, pero sólo se les permitía realizar una pregunta por día. Día tras día el anciano sabio respondía todas sus preguntas pero las niñas comenzaron a notar que esto no les agradaba del todo y quisieron engañar al sabio.
Noche tras noche, luego del encuentro con el sabio, las hermanas pasaban largo tiempo pensando alguna pregunta que el anciano no pudiera responder. Asíuna noche, después de tanto pensar, se les ocurrió una idea:
Recorrieron un largo sendero hasta llegar a unas colinas donde, ya de día, se encontraban las más bellas mariposas de color azul que jamás se hayan visto.
Así fueron hasta donde se encontraba meditando el anciano y le preguntaron:
Moraleja: "todo que tengas en las manos depende de ti".
FIN